Herramienta 6
Humanizar el conocimiento

Objetivos de esta técnica:
Estimular la osadía, promover la perspicacia, cultivar la creatividad,
incentivar la sabiduría, expandir la capacidad crítica, formar pensadores.

Objetivos de esta técnica:
Estimular la osadía, promover la perspicacia, cultivar la creatividad,
incentivar la sabiduría, expandir la capacidad crítica, formar pensadores.
La educación clásica comete otro grave error. Se esfuerza por transmitir el conocimiento en el aula, pero rara vez comenta sobre la vida del productor de conocimiento. Las informaciones sobre química, física, matemática, lenguas deberían tener un rostro, una identidad. ¿Qué significa esto? Significa humanizar el conocimiento, contar la historia de los científicos que produjeron las ideas que los maestros enseñan. Significa también reconstruir el clima emocional que ellos vivieron mientras investigaban. Significa también relatar la ansiedad, los errores, las dificultades y las discriminaciones que sufrieron. Algunos pensadores murieron por defender sus ideas.
La mejor manera de producir personas que no piensen es nutrirlas con un conocimiento sin vida, despersonalizado. Soy crítico de los materiales didácticos bellísimos que exponen el conocimiento pero desprecian la historia de los científicos. Este tipo de educación causa aversión en los alumnos, no provoca el arte de pensar.
¡Cuántas noches de insomnio, dificultades y turbulencia no habré pasado para producir una nueva teoría sobre el funcionamiento de la mente en un país que no tiene tradición de producir científicos teóricos! Producir una nueva teoría es más complejo que hacer centenas de estudios. Pero no todos valoran este trabajo. ¿Cuáles son mis cimientos intelectuales? ¿Serán mis éxitos, el reconocimiento de la teoría y su uso en tesis de maestría y doctorado? ¡No! Mis cimientos son los dolores que pasé, las inseguridades que experimenté, las angustias que sufrí, la superación de mi caos...
Por detrás de cada información dada con tanta simplicidad en el aula existen las lágrimas, las aventuras y el coraje de los científicos. Pero los alumnos no logran verlas.
Es tan importante hablar de la historia de la ciencia y de la historia de los pensadores como del conocimiento que ellos produjeron. La ciencia sin rostro paraliza la inteligencia, descaracteriza el ser, lo aproxima a la nada. Genera hombres arrogantes, y no hombres que piensan. Rara vez un científico causó daños a la humanidad. Quienes causaron los daños fueron los que emplearon la ciencia sin conciencia crítica.
La mejor manera de producir personas que no piensen es nutrirlas con un conocimiento sin vida, despersonalizado. Soy crítico de los materiales didácticos bellísimos que exponen el conocimiento pero desprecian la historia de los científicos. Este tipo de educación causa aversión en los alumnos, no provoca el arte de pensar.
¡Cuántas noches de insomnio, dificultades y turbulencia no habré pasado para producir una nueva teoría sobre el funcionamiento de la mente en un país que no tiene tradición de producir científicos teóricos! Producir una nueva teoría es más complejo que hacer centenas de estudios. Pero no todos valoran este trabajo. ¿Cuáles son mis cimientos intelectuales? ¿Serán mis éxitos, el reconocimiento de la teoría y su uso en tesis de maestría y doctorado? ¡No! Mis cimientos son los dolores que pasé, las inseguridades que experimenté, las angustias que sufrí, la superación de mi caos...
Por detrás de cada información dada con tanta simplicidad en el aula existen las lágrimas, las aventuras y el coraje de los científicos. Pero los alumnos no logran verlas.
Es tan importante hablar de la historia de la ciencia y de la historia de los pensadores como del conocimiento que ellos produjeron. La ciencia sin rostro paraliza la inteligencia, descaracteriza el ser, lo aproxima a la nada. Genera hombres arrogantes, y no hombres que piensan. Rara vez un científico causó daños a la humanidad. Quienes causaron los daños fueron los que emplearon la ciencia sin conciencia crítica.
Por Augusto Cury
Extraído del libro: “Padres brillantes, maestros fascinantes”. Editorial Zenith
Extraído del libro: “Padres brillantes, maestros fascinantes”. Editorial Zenith
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