Objetivos de esta técnica:
Educar la emoción y la autoestima, vacunar contra la discriminación,
promover la solidaridad, resolver conflictos en el aula, filtrar estimulas estresantes, trabajar pérdidas y frustraciones.
El elogio alivia las heridas del alma, educa la emoción y la autoestima. Elogiar es dar ánimo y realzar las características positivas. Hay padres y maestros que nunca elogiaron a sus hijos y alumnos.
Fuimos nosotros los mayores alpinistas y los mayores nadadores del mundo para ganar la mayor disputa de la historia, una disputa con más de cuarenta millones de competidores. ¿De qué disputa se trata? La disputa del espermatozoide para fecundar el óvulo. Fue una gran aventura. Muchos jóvenes dicen que no pidieron nacer. Otros se desaniman ante cualquier problema. Otros encuentran que nada les sale bien en la vida. Pero todos nacemos vencedores. Todas las dificultades actuales son tonterías si las comparamos con los graves riesgos que enfrentamos para estar vivos en el escenario de la existencia. Los maestros necesitan comunicar esta historia a sus alumnos. Ha servido para generar una sólida autoestima.
¿Cómo ayudar a un alumno o a un hijo que falló, agredió o tuvo reacciones inadmisibles? Uno de los mayores secretos es usar la técnica de elogiar-criticar. Primero, elogie algunas de sus características. El elogio estimula el placer, el placer abre las puertas de la memoria. Un poco después, usted puede criticarlo y llevarlo a reflexionar sobre su falla.
Criticar sin antes elogiar obstruye la inteligencia, lleva al joven a reaccionar por instinto, como un animal amenazado. El ser humano más agresivo se derrite ante un elogio, y así queda desarmado para recibir ayuda. Muchos asesinatos podrían evitarse si, en el primer minuto de tensión, la persona amenazada elogiara a su agresor.
Cierta vez, un hombre de origen alemán cuyos abuelos sufrieron un trauma de guerra fue a mi consultorio. Era muy agresivo. Decía que mataría a cualquiera que se le atravesara en el camino, incluso a sus hijos. En una consulta dije algo que no le gustó, y sacó un arma que tenía escondida y me amenazó. ¿Saben lo que hice? No me intimidé. Lo miré a los ojos y lo elogié. Le dije: "¿Cómo puede un hombre inteligente necesitar de un arma para exponer sus ideas?" Y seguí: "¿Usted sabe que tiene una gran capacidad intelectual y que con ella puede conquistar a cualquier persona?" El elogio lo sorprendió. Su rabia se derritió como hielo bajo el sol del mediodía. Empezó a llorar. A partir de ese momento, tuvo una excelente evolución en su tratamiento. Se volvió un ser humano amable. Si yo no hubiera tenido esa conducta, tal vez no estaría aquí escribiendo.
Vacunando contra la discriminación
Pruebe elogiando a su esposa, su marido, sus hijos, sus alumnos, sus compañeros de trabajo antes de criticarlos. Siempre hay motivos para valorar. Encuéntrelos. Después de elogiarlos, haga su crítica, pero hable sólo una vez. No es la repetición de las palabras críticas lo que genera un momento educacional, sino su registro privilegiado. Si usa esta técnica durante algunos meses, su relación social va a volverse totalmente diferente. Usted será capaz de conquistar a las personas más gélidas e insoportables.
No hay jóvenes problemáticos, sino jóvenes que tienen problemas. Elogie a los jóvenes tímidos, obesos, discriminados, hiperactivos, difíciles, agresivos. Aliente a ésos de quienes los otros se burlan, a los que se sienten disminuidos. Ser educador es ser promotor de autoestima.
Si yo pudiera, iría de escuela en escuela por distintas partes del mundo entrenando a los maestros para que comprendan el funcionamiento de la mente y entiendan que en el pequeño espacio escolar se desencadenan grandes traumas emocionales. En lugar de elogios, existen críticas agresivas. Frecuentemente los alumnos se lastiman seriamente unos a los otros.
No permita de ningún modo que los alumnos llamen a sus compañeros "ballena" o "elefante" por ser obesos. Usted no se imagina la resquebrajadura emocional que estos apodos provocan en el suelo del inconsciente. No les permita hablar peyorativamente de los defectos físicos y del color de la piel de los otros. Estas bromas no son ingenuas. Producen graves conflictos que no se borran nunca, sólo se reeditan. La discriminación es un cáncer, una mancha que siempre ensució nuestra historia.
Enseñe a los jóvenes, con palabras y sobre todo con actitudes, a amar la especie humana. Comente que, por encima de ser americanos, árabes, judíos, blancos, negros, ricos y pobres, somos una especie fascinante. En los entretelones de nuestra inteligencia nos parecemos más de lo que imaginamos. Elogie la vida. Estimule a los jóvenes a soñar. Si ellos dejan de creer en la vida, no habrá futuro.
Por Augusto Cury
Extraído del libro: “Padres brillantes, maestros fascinantes”. Editorial Zenith
me gusto muchisimo!
ResponderEliminarme recordo a un cortometraje llamado EL CIRCO DE LA MARIPOSA
(esta en youtube)