jueves, 23 de abril de 2009

Diez Herramientas para hacer brillar la Educación

Herramienta 2
Sentarse en círculo o en U

Objetivos de esta técnica:

Desarrollar la segundad, promover la educación participativa,
mejorar la concentración, disminuir conflictos en el aula,
disminuir conversaciones paralelas.


Cierta vez, cuando yo estaba en el quinto año de enseñanza fundamental, mi clase fue dividida en gru­pos. Cada grupo tenía que presentar un trabajo ante todo el grado. Muchos de mi grupo se rehusaron a cum­plir con esa hazaña. Yo, más audaz, pasé al frente. Ja­más temblé tanto. Mi voz se apagaba. Parecía tan fácil hablar en mi habitación, pero no lograba coordinar mis ideas delante de la clase. Hoy doy conferencias pa­ra millares de personas en la platea, pero no fue fácil superar este conflicto. ¿Por qué es tan difícil hablar sobre nuestras ideas en público? ¿Por qué muchos tienen dificultad en ex­tender la mano y hacer preguntas en un anfiteatro? ¿Por qué algunas personas son elocuentes y seguras para hablar con los íntimos pero se inhiben por com­pleto al discutir sus opiniones con extraños o en grupos de trabajo? Uno de los principales motivos es el sistema escolar.

A pesar de parecer tan inofensivo ubicar a los alumnos uno detrás de otro en el aula, esta disposición es lesiva, produce distracciones y obstruye la inteligen­cia. El alineamiento uno detrás del otro, de los alumnos destruye la espon­taneidad y la seguridad para exponer las ideas. Gene­ra un conflicto caracterizado por miedo e inhibición. El mecanismo es el siguiente: cuando se está en un ambiente social, en fracciones de segundo se deto­na un fenómeno inconsciente llamado gatillo en la me­moria, que abre ciertos archivos que contienen insegu­ridad y bloqueos, lo cual genera un estrés que obstruye la lectura de otros archivos y dificulta la capacidad de pensar.

Las grandes teorías educacionales no estudiaron los papeles de la memoria. Por eso, no vieron que bastan dos años en que los alumnos se sienten alineados unos tras otros en la escuela para generar un trauma inconsciente. Un trauma que produce una gran incomodidad para ex­presar las opiniones en reuniones, decir "no", discutir dudas en el aula. Algunos adquieren un miedo dramá­tico a recibir críticas, y por eso se callan para siempre. Otros están súper preocupados con lo que los otros piensen y hablen de ellos.

¿Tiene usted este trauma? La escuela clásica genera conflictos en los alumnossin darse cuenta. Además de bloquear la capacidad de argumentar, el alineamiento de los alumnos agrega combustible al síndrome del pensamiento acelerado, el SPA. El pensamiento de los alumnos va a mil por hora. Si incluso para los adultos es difícil soportar la fati­ga, la ansiedad y la inquietud del SPA. Ahora, imagine a niños y jóvenes obligados a quedarse sentados, iner­tes, y, para colmo, teniendo como paisaje delante de sí la nuca de sus colegas de clase. Para no explotar de an­siedad, perturbarán el ambiente, tendrán conversacio­nes paralelas, molestarán a los amigos. Es una cuestión de supervivencia. No los culpe. Culpe al sistema.

¿Cómo resolver este problema? Haciendo que los alumnos se sienten en media luna, en U o en doble cír­culo. Ellos necesitan verse la cara unos a otros. Por fa­vor, retiren a los alumnos desde preescolar hasta la universidad del alineamiento uno detrás del otro. Fomenta la inercia inte­lectual.


Educando con los ojos: los escultores de la emoción
Recuerden esta frase. El aula no es un ejército de personas calladas ni un teatro donde el maestro es el único actor y los alumnos, espectadores pasivos. To­dos son actores de la educación. La educación debe ser participativa.

En mi opinión, un quinto del tiempo escolar debe­ría destinarse a que los alumnos pasen al frente a dar clase para sus compañeros. Los maestros se relajarían en ese período, y los alumnos se comprometerían con la educación, desarrollarían capacidad crítica, racioci­nio esquemático, y superarían la fobia social.

Les pido a los maestros que presten especial atención a los alumnos tímidos. Tienen diversos grados de fobia social para expresar sus ideas en público. Esta­mos fabricando una masa de jóvenes tímidos. Los tí­midos hablan poco, pero piensan mucho, y a veces se atormentan con sus pensamientos. Ya dije, los tímidos acostumbran ser excelentes para los otros, pero pési­mos para sí mismos. Son éticos y se preocupan con la sociedad, pero no cuidan su calidad de vida.

Los educadores son escultores de la emoción. Edu­quen mirando a los ojos, eduquen con gestos: ellos ha­blan tanto como las palabras. Sentar en forma de U o en círculo aquieta el pensamiento, mejora la concen­tración, disminuye la ansiedad de los alumnos. El cli­ma de la clase resulta agradable y la interacción social da un gran salto.
Por Augusto Cury
Extraído del libro: “Padres brillantes, maestros fascinantes”. Editorial Zenith

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