sábado, 25 de abril de 2009

Diez Herramientas para hacer brillar la Educación

Herramienta 9

Jerarquizar los pensamientos y las emociones

Objetivos de esta técnica:
Rescatar el liderazgo del yo, resolver el SPA, prevenir conflictos,
proteger los suelos de la memoria, promover la seguridad, desarrollar espíritu emprendedor, proteger la emoción en los focos de tensión.


Cierta vez una estudiante de ingeniería, que se que­jaba de depresión, me buscó. Había pasado por siete psiquiatras y había tomado casi todo tipo de antide­presivos. Estaba desanimada. La vida no tenía color. La esperanza se había disipado. El dolor de la depre­sión, que es el último estadio del sufrimiento huma­no, le había robado el sentido de la vida. Me quedé conmovido con su quiebre emocional. Le dije que no debía conformarse con ser una en­ferma. Ella podía dar vuelta el juego. El rescate del li­derazgo del yo sería capaz de potencializar el efecto de los medicamentos y rescatar su encanto por la vida. Le aseguré que ella tenía dentro de sí herramientas que estaban subempleadas. Le comenté que, a pesar de su importancia, la medicación era un actor coadyuvante del tratamiento. ¿Quién es el actor principal? La observación de los pensamientos negativos y de las emo­ciones angustiantes.

Ella aprendió que toda la basura que pasaba por el escenario de su mente quedaba registrada automática­mente en la memoria y no podía ya borrarse, sino sólo reeditarse. Comprendió que no debía limitarse a enten­der las heridas de su pasado para hacer esta reedición, sino también criticar cada pensamiento negativo y ca­da emoción perturbadora. Así, la joven frágil poco a poco dejó de ser víctima de sus problemas y empezó a rescribir su historia y a contemplar lo bello. Las flores aparecieron después del largo e insoportable invierno. Se embelleció. Todos los que pasan por el caos de la depresión, del pánico, de las fobias, de las pérdidas, y lo superan, se embellecen interiormente.

La autoconmiseración, el conformismo, la falta de coraje para luchar, son serios obstáculos para la supe­ración de un trastorno emocional.
El gerenciamiento de los pensamientos es el punto central del tratamien­to psicoterapéutico de cualquier corriente de pensa­miento. Sin embargo, necesitamos también entender que este gerenciamiento es el punto central de la edu­cación, a pesar de que la ciencia comprenda poco so­bre este asunto.

Si los jóvenes no aprenden a observar sus pensa­mientos, serán un barco sin timón, marionetas de sus problemas. La tarea más importante de la educación es transformar al ser humano en líder de sí mismo, lí­der de sus pensamientos y emociones.

Las escuelas en todo el mundo enseñan a los alum­nos a dirigir empresas y máquinas, pero no los prepa­ran para ser directores del guión de sus pensamientos. Es incontable la cantidad de personas que tienen éxi­to profesional pero son esclavas de sus pensamientos. Su vida emocional es miserable. Enfrentan el mundo, pero no saben remover los escombros de su mente.

He tratado a médicos, abogados, empresarios, que son inteligentes para lidiar con problemas objetivos. Sin embargo, una ofensa los derrota, una crítica los destru­ye, una decepción causada por aquellos que aman pro­voca en ellos gran ansiedad. Son fuertes en el mundo externo, pero frágiles líderes en los suelos de su psiquis.


Liberándose de la cárcel intelectual
Los maestros fascinantes deben ayudar a sus alum­nos a liberarse de la cárcel intelectual. ¿Cómo? Indepen­dientemente de la materia que enseñan, deben demos­trarles, al menos una vez por semana, que ellos pueden y deben gerenciar sus pensamientos y emociones. Sea contando historias o habiéndoles directamen­te, los maestros deben comentar que, si el yo, que re­presenta la voluntad consciente no es el líder de los pensamientos, él resultará dirigido. Es decir que en lugar de pensar, será pensado. No hay dos seño­res. Deben comentar que el ser humano tiene tenden­cia a ser verdugo de sí mismo. Necesitan enfatizar que nuestros peores enemigos están dentro de nosotros. Somos nosotros mismos los que nos impedimos ser fe­lices y saludables.

Del mismo modo, los padres deben ensenar a sus ni­ños y a sus adolescentes a criticar sus propias ideas ne­gativas, a superar sus miedos, a luchar con sus heridas y timidez. En mi opinión, gerenciar los pensamientos es uno de los más importantes descubrimientos de la cien­cia actual, y es, además, muy aplicable en la educa­ción y la psicología. Pero la educación, las escuelas de pedagogía y las facultades de psicología todavía dor­mitan en esta área. Somos especialistas en formar per­sonas pasivas.

¿De qué vale aprender a resolver problemas de ma­temática si nuestros jóvenes no aprenden a resolver los problemas de la vida, de qué vale aprender lenguas si no saben hablar de sí mismos?

Ya es tiempo de que produzcamos autores y no víctimas de su propia historia
. Ya es tiempo de que prevengamos enfermedades emocionales entre los jó­venes, en vez de esperar para tratarlas después de que ellas afloran. Los jóvenes necesitan una educación que los sor­prenda.
Por Augusto Cury
Extraído del libro: “Padres brillantes, maestros fascinantes”. Editorial Zenith

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