viernes, 24 de abril de 2009

Diez Herramientas para hacer brillar la Educación


Herramienta 4

Exposición dialogada.


El arte de la pregunta

Objetivos de esta técnica:

Desarrollar la conciencia crítica, promover el debate de ideas,
estimular la educación participativa, superar la inseguridad, vencer la timidez,
mejorar la concentración.



Otra herramienta espectacular para transformar el suelo árido del aula en un cantero de flores es la expo­sición dialogada, ejecutada por el arte de la pregunta. En la exposición interrogada, el maestro cuestiona el conocimiento sin preguntar, en la exposición dialoga­da hace innumerables preguntas a los alumnos. Las dos técnicas se complementan. Veamos.

Por medio del arte de la pregunta, el maestro esti­mula aún más el estrés positivo de la duda. Cautiva la atención de los alumnos y penetra en el territorio de la emoción y en el anfiteatro de sus mentes. El conoci­miento listo estanca el saber y la duda provoca la inteli­gencia. Todos los grandes pensadores fueron grandes interrogadores. Las grandes respuestas emanaron de las grandes preguntas.

¿En qué época es más fácil aprender? ¡En la infancia! ¿Por qué? Porque es la etapa en que más pregun­tamos y abrimos las ventanas de nuestra mente. Los niños aprenden lenguas con facilidad, no sólo porque están menos atiborrados de informaciones en la me­moria, sino porque son preguntones, interactúan más. ¿Por qué es más fácil aprender una lengua diferente en el país de origen de esa lengua? El gran motivo es que cuando se va a otro país, se pasa vergüenza, se enfrentan dificultades. En ese mo­mento los diplomas y el estatus social casi no tienen valor. Es necesario romperse el alma para construir una red de relaciones y sobrevivir. Para eso, necesita­mos perder el miedo a preguntar. Esta situación nos estresa y abre de manera espectacular los archivos de la memoria, lo cual facilita el aprendizaje.

Cuando una persona deja de preguntar, deja de apren­der, deja de crecer. ¿En qué época los científicos produ­cen sus ideas más brillantes? ¿En la madurez o cuando todavía son inmaduros? Cuando inmaduros, porque dudan, se estresan y preguntan más. Einstein planteó la teoría de la relatividad a los veintisiete años. Después de que los científicos reciben títulos y aplausos, surgen los problemas. Los mismos títulos y alabanzas que los reconocen pueden convertirse en un veneno que los mate como pensadores. Muchos se vuel­ven estériles.

Hoy mis libros se publican en más de cuarenta paí­ses, Por ser un estudioso de los entretelones de la men­te, estoy preocupado, pues aunque no lo quiera yo sé que este éxito ya causó algún daño en mi inconscien­te. Necesito estar alerta, reciclarme y vaciarme continuamente para seguir siendo un ingeniero de nuevas ideas. ¿Usted dejó de aprender o sigue siendo un apren­diz voraz? Muchos no se dan cuenta de que dejaron de pensar.

Un maestro fascinante debe hacer por lo menos diez preguntas a sus alumnos durante el transcurso de una clase. Primero debe hacer la pregunta a toda la clase. La pregunta ya estresa positivamente a los alumnos y me­jora la concentración. Si nadie se atreve a responder, él debe llamar a un alumno por el nombre y preguntarle. Independientemente de la respuesta, el alumno debe ser elogiado por su participación. Los estudiantes más apocados son conquistados con este procedimiento.

Viajando hacia adentro de sí mismos
El arte de la pregunta genera pensadores brillantes en las facultades de medicina, derecho, ingeniería, pe­dagogía. Pero debe iniciarse en preescolar. Tras un año del arte de exposición con interrogaciones y diálogo, los alumnos pierden el miedo a expresarse, aprenden a discutir las ideas y se vuelven grandes viajeros. ¿Cómo? Aprenden a viajar hacia adentro de sí mismos, apren­den a preguntar porque están angustiados, ansiosos, irritados, solitarios, amedrentados. Aprenden no sólo a cuestionar el mundo externo, sino también a hacer una mesa redonda consigo mismos.

Cuando entreno a psicólogos para atención clíni­ca, siempre les hablo sobre la grandeza de esta mesa redonda interior. Quien es capaz de hacer este auto-diálogo reedita el film del inconsciente más rápida y eficientemente. No basta con que un paciente haga psicoterapia. Él tiene que ser autor de su historia, tiene que aprender a intervenir en su propio mundo. Pero, lamentable­mente, raras veces las personas penetran en su mun­do, incluso los del ambiente médico. Cuando el mundo nos abandona, la soledad es tolerable, pero cuando no­sotros mismos nos abandonamos, la soledad es casi insoportable.

El arte de la pregunta es parte de la educación de nuestros sueños. Transforma el aula y la sala de nuestra emoción en un ambiente poético, agradable, inteligente.
Por Augusto Cury
Extraído del libro: “Padres brillantes, maestros fascinantes”. Editorial Zenith

1 comentario:

  1. Articulos extraordinarios para tener siempre a mano y difundir sin ningun tipo de miedo o verguenza. Gracias por tomarte el trabajo de publicar y difundir estos articulos, herramientas para simplificar la vida, mejorar las relaciones y dejar de ser un observador pasivo.
    Un abrazo y gracias 1000

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