jueves, 23 de abril de 2009

Diez Herramientas para hacer brillar la Educación

Herramienta 1
Música ambiente en el aula
Objetivos de esta técnica:
Desacelerar el pensamiento, aliviar la ansiedad, mejorar la concentración, desarrollar el placer de aprender,
educar la emoción.

J. C. nació prematuro. Como todo niño prematu­ro, no tuvo tiempo para encajarse en el cuello uterino y quedarse un mes quietito preparándose para las tur­bulencias de la vida. Nació de siete meses, cuando to­davía hacía malabarismos dentro del útero de la ma­dre. Nació con toda la energía.

Los estímulos del medio ambiente lo perturbaban. Desarrolló una ansiedad intensa y se volvió un niño hiperactivo. He observado que muchos prematuros se vuelven hiperactivos. Su hiperactividad no es genéti­ca, sino que deriva de la falta de psicoadaptación emo­cional, tan importante al final de la gestación. La psi­coadaptación se da cuando el bebé apenas cabe dentro del útero, y por eso tiene que desacelerar sus movi­mientos y aprender a relajarse.

De niño, J. C. no lograba quedarse quieto en su asiento. Era agitado, tenso, repetía los errores, perturbaba la clase. Nada lo tranquilizaba, ni los enojos de los adultos. Él no era así porque quería. Tenía una ne­cesidad vital de perturbar el ambiente para aliviar su ansiedad. ¿Concentración? Carecía de ella. Sólo se con­centraba en aquello que le interesaba mucho. Pero, co­mo era un chico despierto, lo poco que se concentra­ba en el aula, le alcanzaba para sacar buenas notas.

Con el tiempo, aprendió a administrar su ansiedad y a tener proyectos de vida estables. Contó con la ayu­da de maestros que implementaron algunas técnicas que comentaré a continuación. Se volvió un profesio­nal competente. Como todo hiperactivo, tiene un pen­samiento acelerado. Pero sabe qué lo ayudó a ser esta­ble: la música clásica. Desde su infancia su madre lo llevó a apreciarla.

La música clásica desaceleraba sus pensamientos y estabilizaba su emoción. Ejemplos como el de J. C. me ayudaron a comprender el valor de la música para mo­dular el ritmo del pensamiento. He aquí la primera téc­nica psicopedagógica: música ambiente durante la ex­posición de las clases.

Los objetivos de la música en el funcionamiento de la mente
Si la emoción determina la calidad del registro, cuando no hay emoción la transmisión de informacio­nes genera dispersión en los alumnos, en vez de pla­cer y concentración. Si hay música ambiente dentro del aula, de preferencia música suave, el conocimiento seco y lógico transmitido por los maestros de mate­mática, física, química o lenguas adquiere una dimen­sión emocional. El fenómeno RAM lo registrará de ma­nera privilegiada. Sin la emoción, el conocimiento no tiene sabor.

La música ambiente cumple tres grandes metas. Pri­mero, producir la educación musical y emocional. Segundo, generar el placer de aprender durante las clases de matemática, física, historia. Tercero, aliviar el sín­drome del pensamiento acelerado (SPA), pues aquieta el pensamiento, mejora la concentración y la asimilación de informaciones. La música ambiente debería usar­se desde la más tierna infancia en la casa y en el aula.

Los efectos de la música ambiente en el aula son es­pectaculares. Relajan a los maestros y animan a los alumnos. Los jóvenes aman la música agitada porque sus pensamientos y emociones son agitados. Pero des­pués de escuchar, durante seis meses, música tranquila, su emoción, resulta entrenada y estabilizada.

Por Augusto Cury
Extraído del libro: “Padres brillantes, maestros fascinantes”. Editorial Zenith

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