viernes, 14 de agosto de 2009

La Ternura, un acto de coraje.


Por Alex Rovira



"Nada es pequeño en el amor.
Aquellos que esperan las grandes ocasiones
para probar su ternura, no saben amar."



Si algún elemento da belleza y sentido a la vida y hace que ésta sea buena es, sin duda, la ternura, ya que ella es la expre­sión más serena, bella y firme del amor. Es el respeto, el reconocimiento y el cariño expresado en el gesto, en el de­talle sutil, en el regalo inesperado, en la mirada cómplice o en el abrazo entregado y sincero. Gracias a la ternura, las relaciones afectivas crean las raíces del vínculo, del respeto, de la consideración y del verdadero amor. Sin ternura es difícil que prospere la relación de pareja. Pero además es gracias a la ternura que nuestros hijos reciben también un sostén emocional fundamental para su desarrollo como fu­turas personas.


Al parecer, los recuerdos que más nos acompañan en los últimos instantes de nuestra vida no tienen que ver con momentos de triunfo o de éxito, de pompa y circunstancia, sino mas bien con experiencias donde lo que acontece es un encuentro profundo con un ser amado, un momento de intimidad serena cargado de significado: palabras de gratitud, caricias, miradas, un adiós, un reencuentro, un gracias, un perdón, un te quiero, compasión, sentimiento compartido, intimidad vivida desde la serenidad desnuda. Son esos instan­tes los que quedan grabados en la memoria gracias a la luz de la ternura que revela la excelencia del ser humano a través del cuidado, el respeto y el afecto.

Mahatma Gandhi decía que un cobarde es incapaz de mostrar amor, ya que hacerlo está reservado a los valientes. Y así es: paradójicamente, la ternura no es blanda, sino fuerte, firme y audaz porque se muestra sin barreras, sin miedo. Es más, no sólo la ternura puede leerse como un acto de coraje, sino también de voluntad para mantener y reforzar el vínculo de­seado de una relación, que se proyecta en el futuro, gracias al deseo y a la imaginación creadora. La ternura es en verdad lo que hace fuerte al amor y enciende la chispa de la alegría en la adversidad, el revés o las circunstancias grises y oscuras de la existencia. Gracias a ella toda relación deviene más profun­da y duradera, porque su expresión no es más que un síntoma del deseo de que el otro esté bien.

La ternura implica, por lo tanto, confianza y seguridad en uno mismo. Sin ella es imposible la entrega decidida. Y lo más paradójico es que su expresión no es ostentosa, ya que se manifiesta en pequeños detalles: la escucha atenta, respetuosa y activa, el gesto amable que no espera respuesta, la demos­tración verdadera de interés por el otro, ajena de expectativa de contrapartida.

La ternura expresa además la calidad de una relación. Sexo con ternura es expresión del amor. Sin ternura, una relación basada puramente en la sexualidad está condenada a la ruptura en un mayor o menor plazo de tiempo. Porque aunque pueda haber intensidad sensorial en el intercambio físico, sin ternura se produce una relación que no busca el bien del otro, sino que se encierra en la búsqueda del propio placer y hace del otro un objeto de satisfacción y nada más. La ternura es el reposo de la pasión. En efec­to, la pasión del enamoramiento es efímera y da paso, con el tiempo, a una relación más reposada donde se instala la ternu­ra. Sin ella, la relación de pareja está condenada a largo plazo al fracaso, porque su ausencia genera aburrimiento, rutina, pe­reza, apatía, distancia, abandono, dejadez y egoísmo.


TERNURA Y SALUD


"Lo que das, te lo das. Lo que no das, te lo quitas."


En un estudio en el que se interrogó a diez mil hombres sobre su salud, hábitos y circunstancias, se concluyó que el indicador más fiable de una angina de pecho era la respuesta a la pre­gunta ¿Le demuestra su pareja que lo ama? Un Si por respuesta se relacionaba estadísticamente, y de manera muy significa­tiva, con el no haber sufrido una angina de pecho, mientras que quienes respondían No habían sufrido esta dolencia car­diaca en un porcentaje muy superior a la media.

Pero no sólo sufre quien no recibe caricias, sino también quien no las expresa. En una investigación realizada en la Universidad de Stanford, dirigida por James Gross, se con­cluyó que suprimir la expresión de las emociones conlleva altos costos psicológicos, sociales y de salud. A partir de esta investigación, las personas que no suelen manifestar sus emo­ciones son más infelices y se sienten más aisladas. Es más, aparentemente la supresión de la expresión de estas emocio­nes no reduce y hasta puede aumentar la intensidad de las emociones negativas, como un disgusto, ansiedad, tristeza y vergüenza. Por este motivo, los individuos que suelen supri­mir la expresión de sus sentimientos, generalmente manifies­tan más experiencias negativas y menos positivas. Además, la falta de expresión de los sentimientos genera un mayor estrés psicológico, tanto en quien suprime su expresión como en la persona con quien interactúa (en los estudios, éstos mostraron un aumento importante de la presión sanguínea). Por otra parte, la supresión de la expresión de las emociones se asocia con una baja de la inmunidad fisiológica.

UN PUNTO DE APOYO

"No hay más muerte que la ausencia de amor."

La ternura encuentra también un espacio para desarrollar su extraordinario valor en los momentos de sufrimiento, triste­za, abatimiento, dolor, desesperación, desgracia o adversidad. La mano que acaricia o acompaña, la presencia firme y soli­daría ante la injusticia, la llamada o el mensaje en el que pocas palabras se convierten en un cimiento, son actos elocuentes de ternura.

Expresar el afecto, saber escuchar, hacerse cargo de las preocupaciones y problemas del otro, comprender, saber aca­riciar, saber cultivar el detalle, acompañar, estar física y aní­micamente en el momento adecuado son actos de entrega generosa y espontánea, cargados de valor y significado, crea­dores de momentos de Buena Vida. Y es que en el amor no hay nada pequeño. Esperar las grandes ocasiones para expre­sar la ternura nos lleva a perder las mejores oportunidades que nos brinda lo cotidiano para hacer saber al ser amado cuan importante es para nosotros su existencia, su presencia, su compañía. Es en el pequeño gesto cargado de sentido, donde se manifiesta la ternura. Ya lo dijo hace más de dos mil años el poeta latino Publio Virgilio Marón, "El amor todo lo ven­ce." Y es verdad, si cabe más aún, a través de la ternura.

Gente
Hay gente que con sólo decir una palabra
enciende la ilusión y los rosales;
que con sólo sonreír entre los ojos
nos invita a viajar por otras zonas,
nos hace recorrer toda la magia.

Hay gente que con sólo dar la mano
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas,
que con sólo empuñar una guitarra
hace una sinfonía de "entrecasa".

Hay gente que con solo abrir la boca
llega a todos los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda después, como si nada.

Y uno se va de novio con la vida
desterrando una muerte solitaria
pues sabe que a la vuelta de la esquina
hay gente que es así, tan necesaria.

Hamlet Lima Quintana

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