miércoles, 10 de junio de 2009

La Virtud de Escuchar


El escuchar es una virtud y cuando uno escucha se activan las virtudes asociadas. El escuchar crea puentes dorados por donde caminan las reconciliaciones. Cuando el alma escucha las cuevas de nuestro ego se iluminan y se retiran de ellas las alimañas de la indolencia.
La vida es relación, por eso, el escuchar embellece adecuadamente toda relación. El escuchar es un ejercicio de sabiduría relacional. Hay datos valiosos y decisivos en una relación, que fluyen mientras estamos escuchando. Siempre tenemos que escuchar….


Si pensamos que no fuimos escuchados por nuestros padres, escuchémoslos ahora si todavía podemos. Fortalecerá nuestro vínculo con ellos y nos estaremos haciendo duchos en no repetir historias, escuchando a nuestros hijos…


Escuchar a los jóvenes, porque hoy más que nunca, con sus actitudes están implorando ser escuchados, y escuchar a los ancianos, porque siendo escuchados, en una sociedad con un modo de vida con poco lugar para ellos, activen su Luz interior que los llevará con confianza al Porvenir…


Escuchar al que consideramos rico, y escuchar al que consideramos pobre, para poder discernir sobre las verdaderas riquezas y las verdaderas pobrezas…


Escuchar al sabio porque tiene respuestas y al ignorante porque las perdió y además nos da sobradas muestras de lo que no hay que hacer…


Escuchar al que está sano para nutrirnos de armonía y a aquel que está enfermo para ayudarlo a restablecerla…


Escuchar a los amigos, porque nos obsequian la belleza, la alegría y el respeto que contiene su Amistad y escuchar a los que consideramos nuestros “enemigos”, porque en ese ejercicio de escuchar se disolverá concientemente aquello que ilusoriamente nos separó….

El escuchar impide el arrebatamiento y nos ordena los tiempos de la personalidad para adecuarlos a los tiempos del alma, desmantela nuestra soberbia y le da lugar al desarrollo de la humildad y del compartir. Sabio es aquel que escucha a su alma. Internamente, si escuchamos al alma siempre sabemos lo que tenemos que decir, lo que tenemos que hacer y por supuesto lo que tenemos que escuchar y no escuchar…

La acción de escuchar le da al ser un valor adicional, elevando su vibración y modificando sus niveles de conexión con las redes superiores de la vida. Desde ese lugar, todas las interpretaciones que hacemos se hacen inclusivas, evitando los ancestrales antagonismos.

El escuchar nos permite tomar un camino de síntesis al Centro Solar de la humanidad.

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